Por Josefina Illanez

 

La ilustración científica es una disciplina en la que se complementan procedimientos de las ciencias y de las artes con el fin de sintetizar cierta información de manera iconográfica, que será expuesta ante investigadores o el público en general. 
La imagen es un medio de comunicación universal capaz de completar o de transmitir lo que las palabras no pueden retratar. Es por ello que la ilustración fue utilizada a lo largo de la historia de la humanidad para describir tanto escenas de la vida cotidiana como descubrimientos científicos. 

 

Una herramienta milenaria
Hasta lo que se conoce, la humanidad dibuja intencionalmente desde la existencia del Homo sapiens. Encontramos en las pinturas rupestres los primeros retratos de animales y de escenas relacionadas con la caza. No se pueden afirmar con certeza las motivaciones detrás de estas ilustraciones primitivas ni si su naturaleza es mágica o religiosa; pero sí se puede decir que cumplieron con su propósito principal:  comunicar información precisa mediante el arte. 

 

 

Pintura figurativa más antigua del mundo encontrada en Indonesia. Tiene alrededor de 45.500 años.

 

Desde el comienzo de la escritura en el año 3 000 a. C.  hasta la caída del Imperio romano en el año 476 d. C. (Edad Antigua o Antigüedad), una de las principales actividades de los grandes naturalistas consistió en ordenar el conocimiento acerca del mundo natural a través de la ilustración. Mediante esta técnica no sólo podrían identificar y clasificar el conocimiento sobre la naturaleza sino además, sistematizarlo. 

 

 

http://Physiologus, texto compilado por un autor desconocido antes de mediados del siglo II d.C.. Consiste en historias basadas en los «hechos» de la ciencia natural aceptados por alguien llamado Physiologus (latín: «Naturalista»), del que no se sabe nada más.

 

Durante el período clásico y la Edad Media las ilustraciones eran originales, únicas e irremplazables. Pero a causa de que en cada copia se perdía algún detalle, los originales debieron hacerse de forma más esquemática, para evitar así la pérdida de información valiosa.
A partir de la invención de la imprenta en el siglo XV, la difusión de  los textos científicos y las ilustraciones que los acompañaban, se amplió. 
Mediante la técnica de la xilografía (grabado en madera) se pudieron llevar a cabo copias exactas de los dibujos. Pero hacia finales del siglo XV, la xilografía fue reemplazada por grabados en cobre de mayor calidad. Y como algunos de ellos se entintaban con pigmentos distintos, fue posible aumentar la cantidad de detalles perceptibles en las obras. Otro factor que acompañó la ampliación de la difusión de la ilustración científica fue la producción en masa de planchas de grabado a color. Y hacia fines del siglo XVIII apareció la litografía que supuso un gran cambio en la técnica. En la litografía la tinta se aplica encima de la imagen cuya superficie plana es tratada previamente con grasa. Las áreas sin imagen (en blanco), que retienen la humedad, repelen la tinta litográfica. La superficie entintada se imprime.

 

De monstruos y bestiarios

 

Otras referencias significativas de ilustraciones que marcaron la historia fueron los bestiarios. Estos compendios fueron una fusión de guías y enciclopedias que no sólo definían y representaban gráficamente animales reales, fantásticos, piedras y plantas, sino que también se encontraban profundamente impregnados de elementos religiosos y simbólicos. 
Uno de los primeros fue el Physiologus, creado por un autor anónimo probablemente en Grecia en el siglo II d. C. Estos textos fueron  tan influyentes, que incluso Leonardo da Vinci escribió el suyo varios años después. Lo denominó:  Bestiario de vicios y virtudes.

 

 

Ilustración de un bestiario medieval.

 

 

 

A pesar de que las pinturas rupestres no fueron obras científicas, y los bestiarios, aún los contemporáneos, tampoco lo son, ambos tipos de obras comunican cuestiones acerca del entorno.  Un rol social fundamental, no sólo durante los tiempos de los primeros hombres sino también a partir del Renacimiento cuando sólo leía un porcentaje bajo de la población: el clérigo, nobles y algunos mercaderes.
Teniendo en cuenta que la mayoría de las personas no tenían acceso a una educación formal en ese momento, y en consecuencia  no sabían leer, las imágenes desempeñaban un rol destacado. 

 

Piezas gráficas elaboradas por las ilustradoras de la Fundacion Miguel Lillo

 

En los siglos XVII, XVIII y XIX la ilustración tuvo un auge entre los naturalistas. La abundancia de fauna y flora desconocida para los europeos durante las exploraciones de nuevos territorios, resultaba tan asombrosa, que invitaba a los naturalistas a capturar la flora y la fauna mediante el uso de ilustraciones.  Por esta razón, era común que se incluyera en la tripulación de las expediciones a algún experto con habilidades para plasmar con precisión los entornos por los que transitaban. 
Como ejemplo de ello podemos citar al naturalista sueco Charles Linnaeus (1707-1778), quien salpicó sus bocetos con mapas, tablas y diagramas hechos a mano alzada. O a Charles Darwin (1809-1882), quien casi un siglo después durante viajes por Sudamérica, pintó en acuarela los estratos rocosos de los Andes. Además, Darwin colaboró estrechamente con artistas para ilustrar sus libros. 
Al finalizar las extensas travesías, los artistas podían compartir sus trabajos mediante publicaciones, permitiendo así difundir sus detallados registros visuales. El valor de estas ilustraciones como aporte científico es invaluable ya que hay muchas de las especies extintas que sólo se conservan en esas imágenes.
Vale destacar que los naturalistas se inician con ilustraciones porque la tecnología más cercana a la ciencia, la fotografía, recién aparecería, de a poco y lentamente, a partir del siglo  XVIII. Y a manos de un puñado de inventores que participaban de una escasa cantidad de laboratorios, que enviaban las fotografías científicas a través de correspondencias o las presentaban en conferencias.

 

La experiencia artístico científica argentina

 

En nuestro país la ilustración científica toma protagonismo en el siglo XX con el surgimiento de grandes instituciones como el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, el Museo de La Plata, la Academia Nacional de Ciencias y el Instituto Miguel Lillo en Tucumán. 
Es interesante destacar el rol desempeñado por este Instituto en particular. Se encontraba lejos de la capital del país y poseía como parte de su personal estable un grupo de ilustradores, en su mayoría mujeres, que realizaban largas jornadas laborales. Algunas de sus piezas fueron reconocidas internacionalmente, como las de Juana Fernández de Tuero cuya obra ingresó al catálogo del Hunt Institute for Botanical Documentation del Carneggie Mellon University de Pittsburg. También podemos encontrar la obra de Ada Emma Avila de Ruiz en la 3rd Exposition International Exhibition of Botanical Art and Illustration realizada en noviembre de 1972 y publicada por la Universidad de Pensilvania. 

 

 

 

Piezas gráficas realizadas por las ilustradoras de la Fundación Lillo.

 

 

La ilustración botánica en la Fundación Lillo.

 

¿En qué consiste el trabajo de un ilustrador?

 

Desde aquellos naturalistas han pasado muchos años y la ilustración científica como disciplina no solamente sigue en vigencia, si no que para algunas investigaciones es irremplazable.
Debemos saber que varios museos o instituciones científicas cuentan actualmente con ilustradores en su staff. No es condición excluyente para trabajar en esta disciplina ser científico, algunos expertos provienen de las artes visuales o gráficas. Sin embargo existen cursos y diplomaturas en universidades para poder perfeccionarse. A su vez cada ilustrador puede especializarse en un área específica de la ciencia, por ejemplo botánica, biología, medicina, entomología, zoología, paleontología, etcétera.
Las piezas que generan los ilustradores son iconográficas, es decir, son representaciones semejantes  a la realidad. Los ilustradores trabajan poniendo en diálogo constante al arte y la ciencia para generar resúmenes visuales, una síntesis de lo que están observando. 
El trabajo del ilustrador está en comunión con el del investigador. El ilustrador debe saber cuál será el objetivo de la investigación para resaltar, acentuar o subrayar determinados aspectos de la pieza gráfica. Además, dependiendo del fin que deberá cumplir una ilustración, el artista elegirá una técnica u otra, como así también herramientas. Entre ellas, por ejemplo, el grafito o la acuarela.

 

Diferencias entre el dibujo y la ilustración científica

 

Según Camila Pizano, bióloga e ilustradora científica colombiana, existen diferencias entre la ilustración científica y el dibujo científico. Es que en la primera necesitamos precisión y exactitud, mientras que en la segunda se puede trabajar con más libertad en las interpretaciones. Sin embargo, ambas tienen la intención de comunicar. 
En Córdoba, el Museo de Botánico de la Universidad Nacional de Córdoba cuenta con dos ilustradoras:  Silvana Montecchiessi y Laura Ribulgo. Ellas son parte estable del museo. Su labor consiste en documentar y catalogar las más de mil especies botánicas que alberga el museo. 

 

¿Cuál es el futuro de la ilustración científica?

 

En la era de la tecnología, presente en cada ámbito de la vida,  ¿cómo es posible que una disciplina milenaria como la ilustración siga resistiendo? Con el avance tecnológico la fotografía podría haber reemplazado a la ilustración. ¿Por qué no ocurrió? 
Las fotografías presentan un margen de error mayor que el ojo humano. En casos donde existen diferencias milimétricas entre especies botánicas o bacterias, la imagen fotográfica no puede dar cuenta de esos detalles. Por lo tanto, volvemos a destacar a la precisión cómo una de  las características distintivas de la ilustración científica que no busca un hiperrealismo estético, sino un equilibrio entre lo técnico y lo artístico. 
Esto no significa que la tecnología y la ilustración sean conceptos antagónicos. Los ilustradores se apoyan en la tecnología para desarrollar su trabajo -como, por ejemplo, con la utilización de microscopios o lentes-. Asimismo, en las últimas décadas la ilustración digital avanzó empleando tabletas gráficas.  Aportan herramientas para realizar piezas con gran detalle y a mayor velocidad. 
La ilustración científica se ha consolidado como una importante disciplina a lo largo de la historia de la humanidad. Allí donde la tecnología no llega y la palabra resulta insuficiente, encontramos en la ilustración una herramienta invaluable. Es un puente que trasciende  las barreras lingüísticas y cumple un rol  esencial para la comunicación pública de la ciencia. 
Fuentes:
Estivariz, M.C, Perez, M., Thriller, M. (2006). Ilustración Científica Parte I. Sacapuntas, Vol 2, 8-10.
Estivariz, M.C, Perez, M., Thriller, M. (2007). Ilustración Científica Parte II. Sacapuntas, Vol 5, 10-14.
Estivariz, M.C, Perez, M., Thriller, M. (2007). Ilustración Científica Parte III. Sacapuntas, Vol 9, 18-21.
Estivariz, M.C, Perez, M., Thriller, M. (2008). Ilustración Científica Parte V. Sacapuntas, Vol 16, 11-21
-Rouaux, J (2004). Y ahora. . . ¿Quién podrá ayudarnos? ¡Yo!¡La Ilustración Científica!. Boletín de la Sociedad Entomológica Argentina, Vol 25, 12-15.
Astrid, A (16 de noviembre de 2022).Ilustración científica: una poderosa herramienta para impulsar el cuidado de la naturaleza. Mongabay periodismo ambiental independiente en latinoamérica.
Colombres, E. (2019). La ilustración botánica en la Fundacion Lillo.