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Alguna vez te preguntaste ¿Cómo percibimos el mundo que nos rodea? Seguramente escuchaste hablar de los cinco sentidos ¿Pero qué son? ¿Cómo funcionan?  ¿Es verdad que solo tenemos cinco? Para empezar, podemos decir que al igual que los animales, los humanos receptamos los diferentes estímulos que provienen de nuestro entorno, por medio de los órganos sensoriales, estos son: los oídos, la nariz, los ojos, la lengua y la piel, cuya correspondencia es directa con los sentidos del oído, el olfato, la vista, el gusto y el tacto.  

El sistema nervioso recibe e interpreta la información captada por los órganos de los sentidos, diferenciando las respuestas necesarias en cada momento, los estímulos que llegan a nuestro cerebro son muy diversos, pero los órganos sensoriales son específicos y solo actúan si esos estímulos tienen cierto grado de intensidad y duración. Los estímulos pueden ser externos y/o internos, los primeros provienen del medio que nos rodea, por ejemplo: los aromas, la música, las texturas etc., y los segundos hacen referencia a las señales que provienen del interior de nuestro cuerpo como: el hambre, la sed, la posición de los músculos etc. 

En el sistema nervioso se distinguen dos partes: el sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico. El sistema nervioso central (SNC) está constituido por el encéfalo y la médula espinal, estos están protegidos por el cráneo y la columna vertebral, respectivamente. El encéfalo está conformado por el cerebro, el cerebelo y el bulbo raquídeo. El sistema nervioso periférico (SNP) está formado por un conjunto de nervios que recorren todo el cuerpo. La función principal del SNP es conectar el SNC con los diferentes miembros y órganos. No posee un revestimiento óseo protector, los seres humanos poseemos 12 pares de nervios craneales y 31 pares de nervios espinales, dando así un total de 43 pares de nervios. Cada uno de los nervios sigue un trayecto definido y conecta a un sector específico del cuerpo.

El sistema nervioso central está constituido  por una gran cantidad de células muy específicas llamadas neuronas. Los cuerpos de estas células son de color gris y sus axones (prolongaciones de estas células) son blanquecinos. El SNC está recubierto por tres membranas, denominadas meninges, separadas entre sí por el líquido cefalorraquídeo. La función de las meninges y de este  líquido,  es cuidar y mantener a salvo  el sistema nervioso central, amortiguando los diferentes movimientos bruscos que el cuerpo puede producir, evitando que se lastime.

1-El sentido de la vista: Se vincula con la capacidad de distinguir formas, tamaños, colores y movimiento de los objetos, brindándonos información sobre su distancia y su posición en el espacio, entre otras cosas. Pero ¿Cómo funciona el sentido de la vista? El ojo tiene la capacidad de captar los haces de luz que se desplazan en forma de onda, y transformarlas en impulsos nerviosos que  son transmitidos al cerebro. Cada ojo está compuesto por un globo ocular y por órganos anexos, protegidos dentro de una cavidad ósea llamada órbita y están conectados al cerebro por los nervios ópticos. Cada ojo posee seis músculos, que se insertan alrededor del globo ocular, lo que le permite cierta movilidad. El globo ocular posee tres capas esféricas que se superponen unas con otras llamadas, desde afuera hacia adentro: esclerótica, coroides y retina.

 

La luz entra al ojo por las pupilas, que ensanchan o disminuyen su diámetro según la cantidad de luz que ingresa, esta luz luego pasa por el cristalino, donde se refracta para formar una imagen en la retina, sobre el fondo del interior del ojo. Esta imagen se conforma gracias a que la retina posee millones de células fotosensibles, que se diferencian en dos tipos: las células que distinguen el color llamadas conos, y las células que pueden distinguir entre la luz y la oscuridad, llamadas bastoncillos. Estas células son las encargadas de transformar la luz (o radiación electromagnética) en pequeñísimos pulsos eléctricos y transmitirlos a las células nerviosas. Gracias al nervio óptico esta información de impulsos eléctricos se transmite al encéfalo, para luego llegar a un área de la corteza cerebral llamada tálamo, en donde se reconstruye en nuestra mente la imagen que estamos observando. 

 

2-El sentido del oído: Es el encargado de percibir las ondas sonoras (la voz, los ruidos, la música, etc.) y transformarlas en sensaciones auditivas El oído nos permite saber y reconocer si el sonido es fuerte o bajo (es decir, su intensidad) desde nuestras experiencias y conocimientos, podemos reconocer un sonido y asociarlo a qué es lo que lo produce y la distancia del emisor en relación a nuestra ubicación. Este sentido es un elemento clave y de suma importancia para el desarrollo de la comunicación interpersonal y la producción del lenguaje.  

¿Cómo está formado? El órgano de este sentido está dividido en tres sectores o partes, que podemos identificar como:

1-Oído externo: constituido por el  pabellón auricular u oreja, y  conducto auditivo externo.

2-Oído medio: compuesto por el  tímpano, el martillo, el yunque, el estribo y la ventana oval 3-Oído interno: consta del caracol y el nervio auditivo.

 

¿Pero alguna vez te preguntaste cómo se produce el sentido de la audición?

En principio podemos decir que las ondas sonoras son captadas por el pabellón de la oreja y pasan al conducto auditivo externo. Para luego llegar al tímpano, haciéndolo vibrar. Estas vibraciones ponen en movimiento los huesecillos del oído medio. El estribo golpea sobre la ventana oval, y las vibraciones de ésta son absorbidas por la perilinfa; pasan de la rampa vestibular a la timpánica y provocan el movimiento de la membrana basilar y de la membrana de Reissner, y se transmiten a la endolinfa que llena el conducto coclear. Al vibrar la endolinfa, la membrana tectoria se mueve y roza las cilias de las células auditivas. De esta forma se origina el impulso nervioso que se transmite al nervio auditivo, a través del cual llegan a la corteza cerebral. El nervio auditivo envía los impulsos sonoros hasta el área auditiva del cerebro, ubicada en el lóbulo temporal, donde se interpretarán los sonidos. 

3-El sentido del gusto: Como todos sabemos el principal órgano del gusto es la lengua, permitiéndonos percibir diferentes características de los alimentos, por ejemplo si son dulces, salados, ácidos o amargos. Este sentido (al igual que el olfato) necesita de la estimulación directa de  sustancias químicas que provoquen dicha percepción sensorial.

La lengua está constituida por músculos que le permiten cierto grado de movilidad, y se encuentra recubierta por una mucosa. En la parte superior de la lengua podemos encontrar receptores, llamadas papilas gustativas que están constituidas por formaciones epiteliales compuestas por células receptoras o botones gustativos. En torno a estos existen ramificaciones de los nervios glosofaríngeo y lingual; que tienen la capacidad de transmitir estímulos que llegan hasta la médula. Los botones gustativos se distribuyen, en la punta, los lados y la base de la lengua. La punta es muy sensible a las sustancias dulces y saladas; los lados, a las ácidas,y el sector posterior a las amargas.

4-El sentido del olfato: Nos permite captar los diferentes estímulos que se producen por la presencia de sustancias químicas en el aire, o bien en los alimentos que ingresan en la boca.

En la nariz se encuentra  el órgano del olfato. La nariz está constituida por las siguientes partes: 

Fosas nasales: Orificios por los que entra el aire y que comunican con la cavidad bucal.

Cornetes nasales: Invaginaciones de las paredes de las fosas nasales.

Mucosa olfatoria: Mucosa que recubre las paredes de los cornetes nasales.

Una mucosa amarilla, ubicada en la parte superior de la nariz y rica en terminaciones nerviosas provenientes del nervio olfativo, es la encargada de recoger las impresiones y transmitirlas al cerebro. A la vez, una mucosa rojiza extremadamente vascularizada calienta el aire que respiramos. Ambas mucosas conforman la membrana pituitaria que tapiza las paredes de las fosas nasales. En la nariz se dan las condiciones adecuadas para la percepción de olores; su interior contiene tres pliegues, que aumentan la superficie sensorial, y los nervios olfatorios que transmiten la información al cerebro. 

Los olores considerados primarios son: floral, mentolado, pútrido, alcanforado, etéreo, acre (picante) y almizclado. Las numerosas combinaciones de esos olores básicos generan todas las variedades que se pueden dar.

En el caso del gusto, las sustancias que podemos percibir son aquellas que se disuelven en la boca; en cambio, las partículas que producen olor son sustancias químicas dispersas en el aire, cuyas moléculas se adhieren a la mucosa nasal. Esa información recorre los axones de las células receptoras que, a su vez, pasan por el bulbo olfatorio, y es en la corteza cerebral donde se hace consciente la percepción del olor.

5-El sentido del tacto: La función del tacto es reconocer las diferentes cualidades de los objetos (formas, temperaturas, texturas etc.) este sentido se extiende por toda la piel del cuerpo humano. Podemos  distinguir tres capas desde afuera hacia adentro: 

  • Epidermis: Es la capa más externa, formada por tejido epitelial, y en la que se encuentran

los receptores que captan el dolor.

  • Dermis: Es la capa interna y está formada por tejido conectivo, tejido muscular,

capilares, glándulas, etc. En la dermis se encuentran los receptores de la temperatura,

la presión y el contacto.

  • Hipodermis: Formada por una capa de tejido adiposo  y una capa de tejido conectivo que une la piel con los órganos y tejidos adyacentes.

La piel está compuesta por diversos elementos como los pelos, que protegen y conservan el calor corporal; glándulas sebáceas, que segregan grasa que da elasticidad al pelo y a la piel; y glándulas sudoríparas, que se involucran directamente  en la regulación de la temperatura corporal a través de la expulsión de agua en el proceso denominado transpiración. A través de la piel y su sensibilidad, los seres humanos recibimos información  del mundo que nos rodea y establecemos vínculo y contacto con nuestros semejantes. Sin los receptores, que perciben las sensaciones en la piel, estaríamos en peligro y nos dañaríamos todo el tiempo, ya que por ejemplo no seríamos conscientes de retirar rápidamente la mano de un cuchillo afilado o de una fuente de calor, como una estufa, entre otras situaciones de la vida cotidiana. 

 

¿Pero cuál es el recorrido que se realiza desde los receptores hasta el cerebro? 

Los estímulos recibidos por estos receptores nerviosos en la piel, son conducidos por las raíces sensitivas de los nervios raquídeos y luego por los fascículos del cordón posterior de la médula. Los impulsos constituyen la vía sensitiva y ascienden hasta el bulbo donde se entrecruzan y siguen subiendo hasta pasar por los tálamos ópticos, llegando a las áreas sensitivas posrolándicas de la corteza cerebral.

¿Es verdad que solo tenemos cinco sentidos?

A lo largo de nuestra vida, siempre nos han enseñado la idea de que los seres humanos sólo poseemos cinco sentidos. Pero pocos saben que esta concepción deviene de un modelo establecido hace muchos siglos por Aristóteles (filósofo griego del siglo IV a.C.) en el tratado «De Anima» en el que dedica un capítulo separado a cada uno de ellos. Cuando hablamos de los sentidos, por lo general siempre hacemos referencia a la capacidad que tenemos los seres humanos para detectar diferentes tipos de estímulos, reaccionar ante esa información y elaborar una respuesta adecuada para cada situación. 

En la actualidad no existe un consenso por parte de los científicos especializados en el tema,  en torno a la cantidad de sentidos que poseemos los seres humanos, por lo general consideran que no es oportuno encasillarlos o limitarlos a solo cinco, algunos mencionan que además de los llamados sentidos tradicionales, poseemos los sentidos de la Propiocepción, la Termocepción, la Nocicepción y la Equilibriocepción, denominados sentidos no tradicionales y por lo tanto poco conocidos por el común de la sociedad. 

Veamos qué son cada uno de ellos:

El sentido de la propiocepción: nos permite percibir la ubicación, el movimiento y la acción de las diferentes partes del cuerpo. Abarca a un conjunto de sensaciones, incluyendo la percepción de la posición de las articulaciones y su movimiento, la fuerza muscular, y el esfuerzo. A nuestro cerebro le llegan diferentes órdenes desde las diferentes articulaciones y los músculos, sobre la posición exacta de los mismos. De esta manera, en el sistema propioceptivo se “reúnen” y “procesan” todas estas órdenes y se puede saber en qué posición exacta se encuentra nuestro cuerpo en cada momento. Este sistema interpreta entonces si es necesario reaccionar de manera inmediata activando los grupos musculares para evitar lesiones, caídas, accidentes etc. 

 

¿Cómo se compone el sistema de la propiocepción?

Receptores nerviosos: Se encuentran en nuestros músculos, articulaciones, ligamentos, tendones y huesos. Esos receptores propioceptivos son el huso muscular, los órganos tendinosos de Golgi, los receptores de la piel y los receptores cinestésicos articulares.

Nervios aferentes también conocidas como neuronas sensoriales o receptoras: Los nervios aferentes son los transmisores del sistema propioceptivo. Son los encargados de transmitir toda esta información recogida por los receptores propioceptivos y enviarla al sistema nervioso central (SNC – cerebro).

SNC: En el Sistema Nervioso Central se procesa y diferencia toda esta información recibida. Funciona como el ordenador central del sistema propioceptivo. Desde allí se enviarán las órdenes necesarias a otras articulaciones y/o músculos, para producir la reacción deseada.

Además de constituir una fuente de información somatosensorial a la hora de mantener las posiciones, realizar movimientos normales o aprender nuevos (cotidianos o dentro de alguna práctica artística/deportiva) cuando sufrimos una lesión articular, el sistema propioceptiva se deteriora produciéndose un déficit en la información que le llega a la persona durante el movimiento, de esta manera la persona presenta más probabilidades de sufrir una lesión y disminuye su coordinación.  

El sistema propioceptivo puede entrenarse mediante ejercicios puntuales, con la intención de responder con mayor eficacia, ayudando a mejorar fuerza, coordinación, equilibrio y minimizar el tiempo de reacción ante estímulos específicos. 

 

El sentido de la termocepción: Es el sentido por el cual un organismo percibe la temperatura del ambiente externo y del ambiente interno (temperatura corporal). El proceso implica el impacto de la energía térmica (la temperatura de algún cuerpo) en órganos sensoriales especializados conocidos como termorreceptores, lo que permite que los seres vivos detectan la temperatura de los objetos con los que entran en contacto.

En un mundo donde las formas de vida son tan sensibles a la temperatura, este sentido es de gran importancia. Los seres humanos sólo podemos sobrevivir en una reducida franja térmica; unos pocos grados más o menos serían nocivos y podrían hasta matarnos. Este sentido, es uno de los más misteriosos, y poco se conoce actualmente sobre su funcionamiento.

El sentido de la termocepción, es particularmente importante en otras especies, como es el caso de las serpientes, que perciben el calor de una manera bastante diferente a los seres humanos: ya que tienen la capacidad de verla a distancia, y sin entrar en contacto directo. Dentro de la mente de la serpiente, la percepción es similar al sentido de la vista, pero con menos detalles. 

Los humanos necesitamos estar en contacto directo con la fuente de calor para percibir su temperatura. Para ser aún más precisos, podemos decir que lo que nosotros medimos cuando tocamos un objeto o superficie no es su temperatura, sino la velocidad con que nos quita o entrega calor. Por ejemplo, los metales nos parecerán más fríos que un plástico cualquiera que tenga la misma temperatura, esto es así, porque el metal nos quita energía a mayor velocidad. 

 

El sentido de la Nocicepción: El nombre de este sentido significa «percepción de lo nocivo», mucho mejor conocido por nosotros como «dolor», y es uno de los más importantes porque nos permite detectar diferentes estímulos mecánicos, químicos y/o térmicos que podrían dañar nuestra salud física. Las neuronas nociceptivas generan potenciales de acción (advertencias)  en respuesta a estímulos intensos.

Los nociceptores son receptores sensoriales que responden a estímulos que lesionan los tejidos o que podrían hacerlo, y están situados al final del axón de una neurona sensorial. Esta respuesta, consiste en la emisión de señales de dolor al sistema nervioso central, es decir, al cerebro y a la médula espinal.

Los nociceptores se sitúan en distintas partes del cuerpo, tanto en tejidos externos como internos. Así, la sensación de dolor no sólo se produce en la piel o en las mucosas, sino también en los músculos, el intestino o la vejiga, entre otros.

La activación de los nociceptores puede darse por la estimulación directa de los tejidos o bien de forma indirecta, por la liberación de sustancias químicas en el tejido dañado. 

 

El sentido de la Equilibriocepción: Uno de los sentidos fisiológicos más importantes del cuerpo humano es el del equilibrio, que los seres humanos desarrollamos en los primeros años de vida y en algún momento de la edad adulta, comienza a desmejorar. El nervio vestibulococlear (ubicado en el oído interno) envía señales a diversas partes del sistema nervioso central, principalmente el cerebelo, las cuales contribuyen a mantener el equilibrio. Sin embargo, también se requiere el buen funcionamiento de los ojos, articulaciones y músculos, de manera que si uno o más de estos sistemas no trabajan en forma adecuada, una persona puede enfrentar dificultades para moverse o realizar cualquier actividad de la vida cotidiana.

El sentido del equilibro es producto de tres sistemas separados que trabajan de manera conjunta de la siguiente forma: Numerosos sensores de presión ubicados en cuello, torso, articulaciones de las piernas y pies transmiten señales al cerebro para informar dónde está el cuerpo respecto al entorno (propiocepción). Los mensajes se envían, por ejemplo, cuando giramos la cabeza, nos movemos y caminamos sobre superficies diferentes.

El aparato vestibular que se ubica en el oído medio está involucrado en la percepción del equilibrio y la estabilidad. Cuando giramos la cabeza rápidamente, el líquido de los canales semicirculares (órgano del oído interno que junto con el sáculo y utrículo determinan el equilibrio dinámico del cuerpo humano) mueve los pequeños vellos que mandan un mensaje (a través del nervio vestibulococlear) al cerebelo acerca del movimiento. En menos de un segundo, el cerebelo transmite mensajes a los músculos necesarios para mantener el equilibrio, y ayuda a los ojos a permanecer enfocados.

Con la edad cambia la forma en que los sentidos pueden brindar información acerca de los cambios en el entorno. Inevitablemente, dichos sentidos se vuelven menos agudos y la persona comienza a tener problemas para distinguir los detalles.

A lo largo de esta nota, pudimos conocer cómo se constituye la percepción del ser humano, mediante los diferentes sentidos, también pudimos identificar los mecanismos fisiológicos mediante los cuales se producen las sensaciones y percibimos el mundo que nos rodea. A su vez conocimos que el ser humano no posee sólo cinco sentidos, como comúnmente se cree. El cuerpo humano hasta el día de hoy, sigue siendo motivo de innumerables estudios. La comunidad científica continúa descifrando los secretos de su compleja conformación.