Palancas para mover el mundo Las palancas multiplican la fuerza para permitirnos levantar o mover cargas pesadas que de otra forma serían imposibles de desplazar. Las palancas de primer género, que tienen el punto de apoyo en el centro, permiten multiplicar la fuerza que se ejerce dependiendo del largo de los dos brazos. Están presenten por ejemplo en una pinza, o en un subi-baja. Las palancas de segundo género también multiplican la fuerza. Están presenten por ejemplo en las carretillas, o en los rompe-nueces. Las palancas de tercer género, sin embargo, no multiplican la fuerza. Por el contrario, requieren de mayor fuerza. ¿Para qué se usan, entonces? Para multiplicar el desplazamiento. En base a un desplazamiento corto de quien efectúa la fuerza, generan un movimiento más amplio de la carga. Están presentes, por ejemplo, en las articulaciones del codo y la rodilla del cuerpo humano.