La corteza de la Tierra es sólida, pero no está formada por un solo bloque monolítico, sino por 15 enormes placas rocosas que flotan sobre el magma. Los movimientos en el interior del manto hacen que las placas, que forman los continentes y los fondos marinos, se desplacen entre ellas. Las zonas de contacto entre placas se llaman fallas. Allí se generan rozamientos y fisuras que liberan gran cantidad de energía en la forma de terremotos, actividad volcánica y elevación de cordilleras. La zona geológicamente más activa del planeta es el Cinturón de Fuego del Pacífico, que incluye la costa chilena y la Cordillera de los Andes.