Por Giselle Carino

La Luna es el único satélite natural de la Tierra, con un diámetro de 3476 km, es también el quinto satélite más grande del sistema solar. A pesar de ser nuestro vecino más cercano en el espacio, todavía existen grandes interrogantes sobre la misma, por ejemplo: ¿cómo fue su evolución geológica a lo largo del tiempo? o ¿por qué sus dos caras son tan distintas entre ellas?

Cuando miramos al cielo y observamos la Luna, siempre vemos la misma cara, llamada cara visible. Esto es así ya que la Luna tarda en rotar sobre sí misma lo mismo que su movimiento de traslación alrededor de la Tierra, lo que hace que el satélite le presente siempre la misma cara. Ninguna sonda alunizó en la cara que no vemos, llamada la cara oculta, hasta que en el año 2019 la sonda llamada Chang’e 4, de la Administración Nacional Espacial de China, se convirtió en la primera en la historia que alunizó en la cara oculta de la Luna y en revelar alguno de estos misterios.

La cara oculta de la Luna

A finales de los años ´50, sondas no tripuladas de la URSS entregaron las primeras imágenes de la cara oculta de la Luna. Las imágenes dejaban ver una superficie mucho más pálida, con menos manchas oscuras y cubierta de cráteres. También era posible observar la ausencia de los denominados “mares”, que son extensas planicies oscuras formadas por rocas de basaltos, típicas de la cara visible. Además, se dilucidaba una corteza más gruesa, con una composición de minerales levemente distinta a la de la otra cara. 

Este aspecto tan distinto entre las dos caras desconcertó a los científicos durante mucho tiempo, ya que significaba que sucedió algún proceso físico-químico a lo largo de la historia geológica de la Luna que diferenció tanto a una cara de la otra. Por suerte, un estudio publicado hace unos meses en la revista Science Advances dió una luz a este misterio.

Investigadores de la Universidad de Brown, en los Estados Unidos, estudiaron el cráter conocido como la cuenca del Polo Sur-Aitken (o SPA, por sus siglas en inglés), ubicado en la cara oculta y correspondiente al cráter de impacto más grande de la Luna. Con unos 2.600 kilómetros de ancho y 8 kilómetros de profundidad, fue formado cuando un cuerpo celeste estrelló contra la Luna cuando ésta se estaba formando.

 

La diferencia entre las dos caras

Aparentemente, este contraste entre las dos caras tendría su explicación en el momento de la formación del satélite. Hace aproximadamente 4500 millones de años atrás, cuando el sistema solar aún estaba en pleno proceso de formación, un cuerpo del tamaño de Marte, denominado Theia, colisionó con la prototierra (así se denomina a nuestro planeta cuando se encontraba en sus primeras épocas de formación), desprendiendo gran parte de la misma y formando un cuerpo separado que luego comenzaría a trasladarse y orbitar alrededor de nuestro planeta, es decir, la Luna.  

Los científicos autores del artículo mencionado descubrieron, a través de modelos computarizados, que los tipos de impactos como el que formó el cráter SPA generan una enorme emanación de calor, lo que habría producido columnas de materiales calientes que se extendieron por el interior del cuerpo lunar, transportando materiales radiactivos de un lado al otro del satélite. Esta pluma caliente de materiales en movimiento, habría alimentado el vulcanismo que creó las llanuras volcánicas que vemos hoy en la cara visible. 

Sabemos que los grandes impactos como el que formó la cuenca del Polo Sur-Aitken generan mucho calor», afirma Matt Jones, autor principal del estudio. «La pregunta es cómo ese calor afecta la dinámica interna de la Luna. Lo que mostramos es que bajo cualquier condición plausible en el momento en que se formó SPA, termina concentrando estos elementos productores de calor en la cara visible».

Según explican estos científicos, este movimiento de materiales habría contribuido al derretimiento del manto lunar, la porción ubicada entre la parte superficial (la corteza) y el núcleo. Esto habría generado flujos de lava moviéndose por debajo de la corteza lunar, transportando materiales ricos en elementos como el potasio, las tierras raras y el fósforo, los cuales fueron finalmente depositados en la cara visible. Estos elementos son extraños en otros sitios de la Luna. 

Y así, con estos estudios de investigación y sus posibles explicaciones, se devela uno de los grandes misterios de la Luna: ¿por qué son tan distintas sus dos caras?. Sin embargo, aún hay mucho trabajo por hacer para comprender mejor a nuestro vecino cósmico.