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¿Qué es la migración de las aves?

La migración es un movimiento complejo y periódico, que ocurre en varios grupos de animales, además de las aves hay muchas especies de mariposas, peces, murciélagos y tortugas que son migradoras.

Una verdadera migración se repite año a año con un viaje de ida y vuelta. Abarca toda o la gran mayoría de la población de una especie y comprende cientos o miles de kilómetros. Estos movimientos son desencadenados por cambios estacionales que modifican la disponibilidad de recursos, el principal elemento que provoca la migración de las aves, es el alimento, pero, además, existe la necesidad de encontrar un lugar donde resulte más sencilla y segura la reproducción. Las aves, se anticipan a estos cambios y migran hacia lugares complementarios, que tienen abundancia de alimento cuando los lugares de origen ya no lo tienen. Así, las aves migradoras presentan áreas de cría en primavera-verano donde se reproducen y áreas de invernada donde pasan el invierno. Los movimientos migratorios se dividen en etapas ya que suelen durar varios días o incluso semanas y por ello, las aves deben parar a descansar y alimentarse en puntos adecuados que se denominan áreas de reposo y que resultan muy importantes para que el viaje llegue a buen término.

¿Cómo sucede este proceso? ¿Cómo se orientan las aves para no perderse?

Elegir el momento adecuado para migrar es muy importante para las aves, ya que necesitan encontrar buenas condiciones cuando lleguen a los lugares de cría o donde pasar el invierno. A lo largo de miles y miles de años, las aves han conseguido ajustar su reloj interno para hacer coincidir su llegada con la aparición de abundante alimento. La época de migración está claramente establecida y acoplada a los ritmos fisiológicos internos anuales de las aves (lo que se considera como su reloj interno), la migración es un fenómeno instintivo, producido por mecanismos hereditarios. Las aves sufren cambios con la duración del día (ciclos circadianos), las variaciones del clima, lluvias estacionales y el ciclo reproductivo (ciclos circanuales). Estos cambios están controlados por la glándula pineal que produce una hormona llamada melatonina, pero son estimulados por factores externos. Esto ocasiona un estado de hiperactividad (la inquietud migratoria), donde comen en exceso y acumulan grasas en los músculos pectorales, el dorso y el abdomen, las que serán usadas como combustible para el viaje. Para las aves migradoras, ser puntual es muy importante, ya que si llegan antes no encontrarán sustento y por tanto estarán más débiles, mientras que si llegan más tarde de lo adecuado no encontrarán sitio para alimentarse y reproducirse.

Es un viaje muy largo y duro, por lo que antes de iniciar la migración, las aves han de prepararse de dos formas distintas:

  • Adquiriendo reservas: las aves de pequeño tamaño son capaces de casi duplicar su peso acumulando grasa, que funciona como el combustible que se consume durante su viaje.
  • Preparando su plumaje: necesitan tener en perfecto estado sus plumas, por lo que poco tiempo antes de comenzar la migración comienzan con el proceso de muda, es decir, cambian las plumas de vuelo más viejas, y que por lo tanto están desgastadas.

Ambas características es posible gracias a la glándula hipófisis que segrega hormonas (gonadotropina) que actúan sobre el metabolismo de grasas y  el proceso de muda de plumaje. Uno de los aspectos más interesantes de la migración es cómo las aves son capaces de encontrar su ruta a lo largo de distancias tan grandes. Para realizar estos viajes tan largos y a la vez tan precisos, tienen que conocer de alguna manera dónde están, la dirección en la que se mueven y su habilidad para controlar el viaje de un sitio a otro, además de tener una noción del tiempo.

Se conoce que existen diferentes factores o una combinación de ellos que influyen en la migración, estos son:

  • Orientación por el magnetismo terrestre (a través de receptores en los ojos).
  • Orientación por la ubicación del sol o las estrellas.
  • Reconocimiento de referencias geográficas (montañas, costas)
  • Razones innatas, genéticas. La necesidad de migrar surge en una época del año específica, hacia una determinada dirección
  • Aprenden siguiendo a otras aves adultas. Los adultos inician el viaje en primer lugar, también suele ser común que los machos empiecen el viaje migratorio prenupcial antes que las hembras. Esto se debe a la ocupación de los mejores territorios de cría por parte del sexo dominante. 

¿Sabías que existen grandes rutas migratorias, pero cada especie puede utilizar distintos ambientes de esa ruta?

La migración de las aves es un fenómeno que se produce en todo el mundo. Sin embargo, existen una serie de lugares y recorridos que son utilizados de forma mayoritaria por las aves, especialmente cuando existen obstáculos que han de ser evitados para continuar su viaje, como las grandes cordilleras montañosas o grandes extensiones de agua. Entre América del norte y América del sur hay tres rutas de migración: sobre el continente (por centroamerica), sobre el arco de islas (por Cuba y Haití) y sobre el océano Atlántico. 

 

Ruta Atlántica de las Américas, seguida por numerosas aves que llegan a América del Sur buscando climas más cálidos. (Mapa: Birdlife)

 

¿Todas las aves son migratorias o sólo unas cuantas?

Cerca de 4000 especies de aves de todo el mundo realizan migraciones, lo que representa un 40% del total. Dentro de este grupo, existen migradores de corta distancia (recorren aproximadamente 2.000 km en cada viaje), que pueden abandonar su lugar de origen en invierno, principalmente en zonas montañosas, para buscar mejores climas y recursos en zonas de más baja altura y menos frías, a estas especies se las llama migradores invernales, ya que solo las podemos ver en otoño-invierno. Otras aves se desplazan largas distancias y recorren miles de kilómetros (más de 10.000 km) sorteando toda clase de barreras físicas, ecológicas o meteorológicas. A estas especies se las llama migradores estivales, ya que solo la podemos ver en primavera- verano. Estas son las migraciones mejor conocidas y sin duda las más espectaculares en cuanto a sus dimensiones geográficas, ya que se dan entre localidades de distintos continentes. Si bien la migración es un proceso común que se da en la naturaleza, no todas las aves son migratorias. Muchas permanecen en el mismo lugar durante todas las estaciones, ya que se encuentran bien adaptadas a alimentarse de diferentes tipos de recursos a lo largo del año, por lo que las podemos observar en cualquier momento, a estas aves se las llama residentes.

¿En Córdoba hay aves migratorias?

La laguna Mar Chiquita es uno de los sitios de invernada más importantes de Sudamérica para las aves playeras. La laguna y los bañados constituyen un sitio prioritario como parada o destino final para las aves migratorias provenientes tanto del hemisferio norte como del sur del continente.  Estas características llevaron a que en 1993 el área fuera declarada “Sitio Hemisférico” de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP).

La mayoría de las aves playeras son muy similares en su aspecto general. Pequeñas o medianas, tienen pico y patas largas y usualmente poseen colores pardos, aunque pasan por dos plumajes: uno reproductivo, en general más vistoso, y otro no reproductivo en el que predominan los tonos grises y pardos.

Se conocen genéricamente como chorlos y playeros (orden Charadriformes). Estas aves se caracterizan por estar asociadas a ambientes acuáticos, ya sea de costas marinas o de humedales interiores, donde obtienen su alimento del fango. Por esta característica, son conocidas también como limícolas. Según sus hábitos de migración, los chorlos que visitan Mar Chiquita pueden dividirse en 2 grandes grupos de especies: migratorias continentales y migratorias patagónicas.

Las migratorias continentales, nidifican en la región neártica (norte de Norte América) y en algunos casos en la región paleártica (Rusia). Pasan la época no reproductiva en Sudamérica y en Argentina se las observa desde fines de septiembre hasta marzo. En Mar Chiquita se registraron, entre otras, las especies:

  • Chorlo pampa (Pluvialis dominica)
  • Chorlo ártico (Pluvialis squatarola)
  • Chorlito semipalmado (Charadrius semipalmatus)

Las Migratorias patagónicas: Nidifican en la Patagonia (en especial en Santa Cruz y Tierra del Fuego) y durante el invierno migran al norte ocupando principalmente el norte patagónico y las costas de Buenos Aires. A Mar Chiquita llegan tres especies, todas pertenecientes a la familia Charadriidae.

  • Chorlito doble collar (Charadrius falklandicus)
  • Chorlo pecho canela (Charadrius modestus)
  • Chorlo cabezón (Oreopholus ruficollis)

Un protagonista también emblemático del lugar son los flamencos, de los cuales la laguna alberga las 3 especies que hay en Sudamérica. El flamenco austral (Phoenicopterus chilensis) es, por lejos, la especie más abundante y se la encuentra durante todo el año, y las concentraciones de nidificación son también notables por su abundancia. Según los datos disponibles, en Mar Chiquita se concentraría más de la mitad de la población global de este flamenco. Las otras dos especies son el flamenco andino o parina grande (Phoenicoparrus andinus) y la parina chica o flamenco de James (Phoenicoparrus jamesi), ambas visitantes de invierno, cuando descienden de sus áreas de cría ubicadas en las lagunas altoandinas de la Puna argentina, chilena, boliviana y peruana. Otras especies de aves también migran desde el Cono Sur de América y pasan el invierno en áreas tropicales del centro y norte del continente, como por ejemplo el fiofío silbón y el benteveo rayado.

Por otra parte existen especies que migran dentro de nuestro país, como el sobrepuesto austral, la monjita chocolate y el cauquén colorado, que pasan el invierno en el centro y en el norte de Argentina después de reproducirse en la Patagonia. 

Además, muchas aves acuáticas como el macá tobiano crían en nuestros humedales y pasan el invierno en la costa Atlántica. Otras aves, como las parinas y la dormilona chica, crían en las alturas de la Cordillera de los Andes y migran en invierno a zonas más bajas. 

Bandada de Parina Chica (Phoenicoparrus jamesi), tomada en la Laguna de Mar Chiquita Foto: Natalia Vreys

¿Sabías que existen zonas donde se concentran cientos de miles de aves para descansar durante la migración? 

Durante su extraordinario viaje muchas aves dependen de una serie de humedales, bosquecitos y/o pastizales que les ofrecen suficientes posibilidades de alimentarse, y reponer fuerzas para sus exigentes migraciones, por lo tanto, son muy sensibles a los cambios que pueda haber en esos lugares de descanso y alimento

En Córdoba en particular, tenemos a la Laguna Mar Chiquita; este enorme humedal, de alrededor de 1 millón de hectáreas, es considerado un sitio clave para la conservación de la biodiversidad a nivel global. Aquí se encuentra el 66% de todas las especies de aves migratorias y playeras registradas para Argentina, se concentra casi el 36% de la avifauna del total del país (380 especies de aves registradas) y el 85% de las 447 especies de aves citadas para la provincia de Córdoba. Esto lo convierte en uno de los sitios más importantes para la conservación de las aves del centro del país y para la conservación de especies migratorias de Sudamérica, que cada año se congregan en números de hasta medio millón de individuos.

En marzo de 2017 la Administración de Parques Nacionales y el Gobierno de la provincia de Córdoba firmaron un Convenio en el Marco de Cooperación para el trabajo conjunto para la creación del  futuro PARQUE NACIONAL ANSENUZA. El proyecto consiste en proteger el humedal Laguna Mar Chiquita y Bañados del río Dulce mediante la creación de una nueva Área Protegida Nacional en nuestra provincia.

El grupo Aves Argentinas también cuenta con un equipo interdisciplinario que realiza trabajos de investigación científica, relevamientos territoriales y catastrales, educación ambiental y otras capacitaciones en las comunidades vecinas, a fin de contribuir con la planificación y concreción del Parque.

Las aves migratorias cumplen importantes servicios ecosistémicos en los lugares que visitan a lo largo del año, por ejemplo como dispersores de semillas, polinizadores, depredadores de artrópodos. Es claro que su relevancia no es la misma entre sitios, dependerá de la complejidad del ecosistema, de la abundancia relativa de la especie en cada zona que visita y del tiempo de permanencia en el lugar, entre otros factores.

El aprovechamiento coordinado y óptimo de los recursos hídricos es necesario para considerar el uso de dichos paisajes, la toma irregular o excesiva del agua dulce, la contaminación, la introducción de especies exóticas, los disturbios causados por actividades humanas y las consecuencias del cambio climático, afectan gravemente a los ecosistemas y a la biodiversidad asociada a ellos, en muchos casos de manera irreversible. 

Seamos parte de su migración, y contribuyamos al cuidado de estas grandes viajeras.